The Schooldays of Jesus es
la última novela de J.M. Coetzee, acaba de publicarse en inglés y es
continuación de The Childhood of Jesus, aunque bien puede leerse la una sin la otra. En realidad, aunque los personajes son los mismos, parecen haber cambiado; también el lugar donde se encuentran.
continuación de The Childhood of Jesus, aunque bien puede leerse la una sin la otra. En realidad, aunque los personajes son los mismos, parecen haber cambiado; también el lugar donde se encuentran.
La historia de The
Childhood parece sencilla, pero no lo es tanto. Dos personajes han llegado
en un barco de un lugar lejano y olvidado todo lo que allí eran y significaban.
Un bello comienzo para una novela. Han dejado atrás su profesión, sus
amistades, incluso sus nombres, que les serán adjudicados en su primera
parada. El mundo se reinicia.
Simon sale del barco, en la primera parte, de la mano
de un niño de 5 años del que decide encargarse. Cree que ha perdido a su madre
en el transbordo, la madre a la que el niño ya no puede recordar, y Simon la
busca empecinadamente hasta que cree encontrarla en ese nuevo mundo donde se
habla español (de nuevo un guiño a nuestro Don Quijote quizás) y donde,
curiosamente, creo que esta es la primera vez en su obra, los deseos que tanto
mal han causado en sus otras novelas ya no existen, aunque el cuerpo desgastado
de Simon trate, fastidiosamente, de dar rienda a los suyos.
La madre resulta inverosímil, aún más en la segunda
novela. El lector, yo al menos, desea que no le entregue el niño porque ¿de qué
sirve una madre si no ama adecuadamente de su hijo sino a una idea
de lo que ese hijo es? Pero recordemos que estamos en un mundo de las ideas
platónico...
En The Schooldays of Jesus los tres
forman una familia poco convencional, cada uno se asigna un rol que no acaba
por cumplir del todo. La novela plantea cuestiones filosóficas complejas. Como
no podía ser de otra manera, Coetzee hace un alegato a los derechos de los
animales en sus primeras páginas, debo admitir que me resultaron algo tediosas.
Otro de sus grandes temas está también presente, la clara lucha entre las
fuerzas racionales e irracionales del mundo. De hecho, lo que quizás da cierta
coherencia a The Schooldays es la intensidad con la que Simon trata de
explicarle a David el mundo según unos parámetros racionales que el niño
insiste en no compartir, porque él se empeña en estar cerca de las
estrellas. Me quedo con la incapacidad de esa figura, que pretende ser un padre, de dar sentido a la vida de aquel que finge ser su hijo. Quizás la novela nos
explique que esto no es del todo posible.
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