jueves, 20 de octubre de 2016

The Schooldays of Jesus - J.M. Coetzee

The Schooldays of Jesus es la última novela de J.M. Coetzee, acaba de publicarse en inglés y es
continuación de The Childhood of Jesus, aunque bien puede leerse la una sin la otra. En realidad, aunque los personajes son los mismos, parecen haber cambiado; también el lugar donde se encuentran.
La historia de The Childhood parece sencilla, pero no lo es tanto. Dos personajes han llegado en un barco de un lugar lejano y olvidado todo lo que allí eran y significaban. Un bello comienzo para una novela. Han dejado atrás su profesión, sus amistades, incluso sus nombres, que les serán adjudicados en su primera parada. El mundo se reinicia.
Simon sale del barco, en la primera parte, de la mano de un niño de 5 años del que decide encargarse. Cree que ha perdido a su madre en el transbordo, la madre a la que el niño ya no puede recordar, y Simon la busca empecinadamente hasta que cree encontrarla en ese nuevo mundo donde se habla español (de nuevo un guiño a nuestro Don Quijote quizás) y donde, curiosamente, creo que esta es la primera vez en su obra, los deseos que tanto mal han causado en sus otras novelas ya no existen, aunque el cuerpo desgastado de Simon trate, fastidiosamente, de dar rienda a los suyos. 
La madre resulta inverosímil, aún más en la segunda novela. El lector, yo al menos, desea que no le entregue el niño porque ¿de qué sirve una madre si no ama adecuadamente de su hijo sino a una idea de lo que ese hijo es? Pero recordemos que estamos en un mundo de las ideas platónico...

En The Schooldays of Jesus los tres forman una familia poco convencional, cada uno se asigna un rol que no acaba por cumplir del todo. La novela plantea cuestiones filosóficas complejas. Como no podía ser de otra manera, Coetzee hace un alegato a los derechos de los animales en sus primeras páginas, debo admitir que me resultaron algo tediosas. Otro de sus grandes temas está también presente, la clara lucha entre las fuerzas racionales e irracionales del mundo. De hecho, lo que quizás da cierta coherencia a The Schooldays es la intensidad con la que Simon trata de explicarle a David el mundo según unos parámetros racionales que el niño insiste en no compartir, porque él se empeña en estar cerca de las estrellas. Me quedo con la incapacidad de esa figura, que pretende ser un padre, de dar sentido a la vida de aquel que finge ser su hijo. Quizás la novela nos explique que esto no es del todo posible.

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