
El drama de la madre africana está presente en el deterioro
de la vida de Monica, que a raíz
de su relación con Julius — ¿es quizás su marido negro descendiente de
Heathcliff?— va siendo despojada de todo aquello que ama, incluso sus hijos, y sufre
no solo a manos de una sociedad conservadora y patriarcal, sino también por
culpa de las instituciones que, supuestamente, desean ayudarla pero cuyos
miembros muestran, entre líneas, el racismo y desprecio por sus hijos mestizos y
sus circunstancias. Además, Phillips entrelaza una tercera historia muy breve,
la de Emily Brönte que confunde su propia vida con la historia que narra en Cumbres borrascosas y que nos recuerda
que la realidad y la ficción son primas hermanas.
El último capítulo
explica cómo el vampiresco Healthcliff —también mestizo, y esto es muy interesante—
es arrastrado al seno de la familia del Sr. Earnshaw, pero al no mencionarse
los nombres de los personajes, podrían ser estos también el segundo hijo de
Monica, Tommy, arrastrado a un mundo oscuro a manos de su nueva pareja, un depravado
que agravará su situación y llevará a Monica hacia su desconsuelo final.
En las tres historias las mujeres sufren y mucho (todas son the lost child, no solo Healthcliff y Tommy); en gran parte
por una figura paterna —patriarcado— que decide sobre sus vidas sin
consultarles, pero también por una sociedad que ignora su situación. La
esperanza existe en el primer hijo de Monica, Ben, que a pesar de su indefensión,
aprende a aislarse del mundo que le rodea a través de la música en la que se
refugia desesperadamente. Philipps da cuenta, muy ingeniosamente con la
elección de los títulos, de la situación y desarrollo de este personaje; la
música que menciona refleja sus estados de ánimo; escucha Those were the days de Mary Hopkin cuando es apartado de su madre, Hey Jude de The Beatles cuando se
siente completamente solo y por fin Ride
a White Swan de T. Rex la primera vez que una chica le sonríe. La música le
ayuda a aislarse y consigue lo que no pudo hacer su madre, acabar sus estudios
en Oxford y ser una persona moderadamente feliz.